INGREDIENTES:
Se le quita la primera piel a un riñón de buey, se le parte
por la mitad y se quita con cuidado la parte nerviosa del interior, cortando el riñón a rebanaditas, que se echarán en agua
hirviendo y se tendrán así unos minutos, con el fin de quitarles
el olor que despiden.
PREPARACIÓN:
A continuación se rehogan en manteca o aceite los trozos
de riñón, que se espolvorean de sal.
Cuando están bien rehogaditos, se sacan del fuego y se deshace una cucharada de harina
en el jugo que han soltado, mojándola con un vaso de vino
blanco caliente.
Se añade perejil trinchado, se deja que dé un
hervor, se vuelven a añadir los trozos de riñón y, a los dos o
tres minutos, se apartan y se sirven.