INGREDIENTES:
Una docena de sardinas grandes, frescas y plateadas; 25 gramos de mantequilla, un limón, sal, pimienta
blanca en polvo y aceit
PREPARACIÓN:
Las sardinas se frotan después de lavarlas y se asan, pero
no se destripan. Se asan en la parrilla sobre brasas bien rojas,
esperándose para colocarlas en dicha parrilla, a que está caliente evitando así que se agarren.
Se les da vuelta para que se
doren y se colocan en una fuente calentada.
Encima de cada sardina se coloca un rollito de mantequilla,
previamente batida y sazonada con sal y pimienta, así como
unas gotas de zumo de limón; la mantequilla ha de llegar a la
mesa antes de haberse derretida.
Por lo tanto es conveniente
que una vez batida se endurezca entre hielo o en la nevera y,
una vez colocada en las sardinas, servir al momento.
Siempre es bueno frotar la parrilla con un papel untado de
aceite antes de ponerla al fuego.
Para preparar las sardinas de esta manera han de ser fresquísimas, recién pescadas y en los meses de verano (julio, agosto y septiembre), que es cuando resulta más sabrosa.