Poner el bacalao en remojo en agua y la mitad de la leche
durante veinticuatro horas como mínimo.
Media hora antes de la comida, preparar
una masa del siguiente modo: cascar los dos huevos en un cuenco, batirlos con el tenedor durante
unos minutos, salarlos e incorporarles
la harina necesaria para obtener una masa bastan te consistente, que acto
seguido se diluye con un vaso escaso de leche.
Escurrir los pedazos de bacalao, secarlos bien y sumergir dos
o tres a la vez en la masa. Poner al fuego una sartén con un vaso de aceite de
oliva y, cuando hierva, poner en él los trozos de bacalao, dorándolos bien por un lado y después por el
otro.
Cuando están bien fritos y
crujientes sacarlos con una espumadera; depositarlos sobre una hoja de papel secante
de cocina de cocina para que escurran el exceso de grasa y conservarlos en lugar caliente.
Se
sirve en una fuente o bandeja rodeado de
ramitas de perejil.