Se compra el solomillo cortado en lonchas de unos dos
centímetros de grueso y se corta en taquitos de tamaño uniforme.
Del mismo modo
se corta el tocino entreverado y el pan de molde. A continuación se ensartan en
las broquetas, alternativamente, solomillo, pan, tocino y una hoja de salvia, y
se sazonan con sal y pimienta.
En una sartén ancha se derrite la mantequilla en
la que se fríen las broquetas durante unos diez minutos, dándoles a menudo la vuelta.