Se lavan los camarones y se echan durante unos minutos en agua
hirviendo con sal y aromatizados con el laurel, el tomillo, el perejil y
algunos granos de pimienta negra.
A continuación los escurres y les sacas el
caparazón. En una taza pones las yemas de los huevos con una pizca de sal,
pimienta molida y pimentón, se liga todo bien y se trabaja con una cuchara a
ser posible de madera, como montaras una mayonesa, añadiendo en poca cantidad
cada vez, unas cucharadas de aceite y el zumo de medio limón.
Cuando has obtenido
una papilla bastante fluida, se añade la salsa de Worcester y el Ketchup, el
vino de jerez y la crema de leche, mezclándolo todo bien hasta obtener una
crema fina y suave.
Se lavan cuatro bonitas hojas de lechuga, se secan y se
colocan en el fondo de cada una de las conchas; encima se colocan dos o tres
cucharadas de los camarones y se cubren con la salsa que has preparado. Las
conchas puedes sustituirlas por copas de cristal; pero en este caso, en el
fondo, debajo de las hojas de lechuga, colocas una capa de hielo triturado.