Un kilo y medio de pescado variado (salmonetes, cabracho, pez de San Pedro, congrio, víbora, verrugato), una langosta pequeña, dos o tres tomates, cuatro dientes de ajo, una cebolla, un sobre de azafrán, un puerro pequeño, una hoja de laurel, dos ramitas de perejil, aceite de oliva, sal y pimienta, rebanadas de pan tostado. PREPARACIÓN:
Preparar
el pescado para la cocción, escamándolo, vaciándolo y cortando en trozos los ejemplares más
grandes. Lavarlos esmeradamente.
Cortar en cuatro partes la langosta (preferiblemente cuando todavía está viva). Poner al fuego una cazuela ancha de barro con un decilitro y medio de aceite de oliva y la cebolla picada muy fina, añadiendo, cuando la misma está dorada, tres dientes de ajo, el perejil y el puerro, todos ellos muy picados, dejando rehogar durante unos minutos.
Agregar a continuación los tomates cortados en trozos y la hoja de laurel y dejar cocer lentamente hasta que el tomate se seque un poco.
Llegado este momento poner el pescado en el recipiente por el siguiente orden: primero la langosta, después el pescado más duro y, por último, el más tierno, subiendo entonces la llama y prosiguiendo la cocción a fuego vivo durante unos minutos, transcurridos los cuales se cubre completa mente el pescado con agua hirviendo y, cuando ésta empieza nuevamente a hervir, se adiciona el azafrán, se sazona con sal y pimienta y se vierte el aceite de oliva restante.
Proseguir la ebullición durante un cuarto de hora, siempre a fuego vivo, retirando a continuación el pescado del recipiente y colocándolo en una fuente o bandeja .
Dejar que el caldo espese durante unos minutos más, pasarlo entonces por el colador y verterlo en una sopera, en la que previamente se habrán colocado las rebanadas de pan tostadas en el horno y frotadas con ajo.
Servir el pescado y el caldo separadamente: cada comensal se cuidará de reunirlos en su plato, aunque puede también comerse el pescado aparte.
En este caso se acompañará de alioli o de una salsa rouillé, es decir, de una mayonesa con guindilla y ajos majados.
Cortar en cuatro partes la langosta (preferiblemente cuando todavía está viva). Poner al fuego una cazuela ancha de barro con un decilitro y medio de aceite de oliva y la cebolla picada muy fina, añadiendo, cuando la misma está dorada, tres dientes de ajo, el perejil y el puerro, todos ellos muy picados, dejando rehogar durante unos minutos.
Agregar a continuación los tomates cortados en trozos y la hoja de laurel y dejar cocer lentamente hasta que el tomate se seque un poco.
Llegado este momento poner el pescado en el recipiente por el siguiente orden: primero la langosta, después el pescado más duro y, por último, el más tierno, subiendo entonces la llama y prosiguiendo la cocción a fuego vivo durante unos minutos, transcurridos los cuales se cubre completa mente el pescado con agua hirviendo y, cuando ésta empieza nuevamente a hervir, se adiciona el azafrán, se sazona con sal y pimienta y se vierte el aceite de oliva restante.
Proseguir la ebullición durante un cuarto de hora, siempre a fuego vivo, retirando a continuación el pescado del recipiente y colocándolo en una fuente o bandeja .
Dejar que el caldo espese durante unos minutos más, pasarlo entonces por el colador y verterlo en una sopera, en la que previamente se habrán colocado las rebanadas de pan tostadas en el horno y frotadas con ajo.
Servir el pescado y el caldo separadamente: cada comensal se cuidará de reunirlos en su plato, aunque puede también comerse el pescado aparte.
En este caso se acompañará de alioli o de una salsa rouillé, es decir, de una mayonesa con guindilla y ajos majados.